Max Inga un gran hombre piurano
Hace ocho años que murió Max Inga, un campesino piurano que, postrado en una silla de ruedas, elaboró con sus manos las mejores cerámicas que salieron de Chulucanas. Fue él quien hizo saltar a la palestra a esta población, situada a 60 kilómetros de la capital del departamento de Piura.
Así, poco a poco, y cada vez con más fama y demanda, las cerámicas de Chulucanas empezaron a elaborarse en serie, confundiéndose unas con otras: ya no había piezas únicas.
Sin embargo, desde 2006 Denise Gatjens se dio cuenta del valor agregado que tienen las piezas singulares y con la empresa ’Barro en mis manos’ fabrica 400 jarrones (de medio metro) en 45 días.
EL PROCESO. Extraído del río Chulucanas y trasladado en burro, el barro es colocado a los pies del artesano, quien, sentado en el suelo, le dará forma con las manos. “Esa es la famosa técnica ’paleta’ heredada de la cultura Vicús”, cuenta Denise.
Una vez dentro del horno, el jarrón es cocido a 750 grados centígrados con leña de algarrobo. “Si tuviéramos horno a gas podríamos hacer piezas utilitarias”, explica Denise, quien actualmente solo produce jarrones decorativos.
Ella ha participado en el Peruvian Gift Show y en la exposición de mujeres empresarias del APEC en Arequipa.
Su producción es 100% para exportación, y sus principales mercados son Estados Unidos, Italia y Canadá. Trabaja con un artesano principal y eventualmente, “dependiendo de la cantidad del pedido”, contrata a más, siempre con el requisito indispensable de dominar la técnica ’paleta’.
“Mis clientes quieren una pieza única”, y ella se los da. Cada jarrón es una obra de arte individual. Tan exclusiva que se pueden sentir, al tacto, las manos de los pobladores que lo hicieron.
Así, poco a poco, y cada vez con más fama y demanda, las cerámicas de Chulucanas empezaron a elaborarse en serie, confundiéndose unas con otras: ya no había piezas únicas.
Sin embargo, desde 2006 Denise Gatjens se dio cuenta del valor agregado que tienen las piezas singulares y con la empresa ’Barro en mis manos’ fabrica 400 jarrones (de medio metro) en 45 días.
EL PROCESO. Extraído del río Chulucanas y trasladado en burro, el barro es colocado a los pies del artesano, quien, sentado en el suelo, le dará forma con las manos. “Esa es la famosa técnica ’paleta’ heredada de la cultura Vicús”, cuenta Denise.
Una vez dentro del horno, el jarrón es cocido a 750 grados centígrados con leña de algarrobo. “Si tuviéramos horno a gas podríamos hacer piezas utilitarias”, explica Denise, quien actualmente solo produce jarrones decorativos.
Ella ha participado en el Peruvian Gift Show y en la exposición de mujeres empresarias del APEC en Arequipa.
Su producción es 100% para exportación, y sus principales mercados son Estados Unidos, Italia y Canadá. Trabaja con un artesano principal y eventualmente, “dependiendo de la cantidad del pedido”, contrata a más, siempre con el requisito indispensable de dominar la técnica ’paleta’.
“Mis clientes quieren una pieza única”, y ella se los da. Cada jarrón es una obra de arte individual. Tan exclusiva que se pueden sentir, al tacto, las manos de los pobladores que lo hicieron.
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